Un balance desorbitado (por Ariane Díaz)

**Aclaración: cuando estábamos escribiendo esta respuesta al artículo de Eduardo Sartelli del Aromo, llegó otro mail suyo repleto de ataques ad hominem a Hernán Díaz, método con el cual no podemos más que disentir; un método equivocado que no hace más que convertirse en un obstáculo para el desarrollo de la discusión política. Nosotros no acostumbramos a discutir en esta forma, por lo cual vemos necesario hacer esta aclaración antes de pasar a los argumentos.**

 

Eduardo Sartelli ha escrito en el último Aromo una crítica a la campaña del FIT y a la evaluación de sus resultados, con especial encono con las discusiones de la Asamblea de intelectuales, docentes y artistas en apoyo al FIT.

Durante la campaña hubo discusiones entre las fuerzas que integran el FIT, lo cual es lógico. Así que respondo, a título personal, por las posiciones sostuvimos desde el PTS.

 

La campaña

Sartelli aduce que la campaña del FIT “daba lástima” y que el piso del 1,5% impuesto por el régimen no se trataría de un intento proscriptivo sino de una constatación de la “inexistencia” de la izquierda para los trabajadores; para fundamentarlo Sartelli se hace eco de los mismos argumentos esgrimidos por el kirchnerismo para defender la reforma electoral frente a nuestra denuncia: son los que por ejemplo Edgardo Mocca utilizó contra Eduardo Grüner en el debate en el programa de Aliverti hace unos meses. ¿O sea que deberíamos haber aceptado sin chistar las imposiciones de la burguesía?

¿Sabe Sartelli que tuvimos que juntar 75 mil afiliaciones en todo el país, con fotocopia de documento incluido, y que esto insumió un gran esfuerzo militante? ¿Sabe que esto afecta especialmente a la izquierda, mientras para los partidos patronales es un trámite, ya que cuentan con fortunas como las de Macri o De Narváez, una red clientelar basada en la gestión estatal, el control de los medios de comunicación, etc.?

Para colmo, todo esto ni siquiera permitía acceder a las elecciones sino a las “internas abiertas”. Con lo cual, al análisis poco materialista –por decirlo de alguna forma– de Sartelli deberíamos agregar entonces una apelación a tener buenos modales con esta intromisión del Estado en la organización política de los partidos que supone la instauración de las primarias, un intento de reforzar el régimen bipartidista en estas elecciones y a futuro (que para fortalecerse desde ya cuenta con otros mecanismos más tradicionales, como la represión, la judicialización de las luchas, los desafueros de la burocracia, etc.). ¿Sabe Sartelli que el requisito de tener que sacar un 1,5% para poder presentarse a las elecciones no existe en ningún lugar del mundo? ¿Sabe Sartelli que el 1,5% no se trata sólo de un piso para la presidencial sino también se aplica por provincia a los candidatos a diputados y senadores, y que en muchos lugares, como la provincia de Bs. As. se aplica a cada localidad, a cada candidato a intendente, a las listas a concejales? ¿Sabe que esto ya implica el FIT no podrá presentar candidatos a diputados en determinadas provincias o a los cargos respectivos en varios municipios, lo que nos debilita desde ahora para las elecciones de octubre?

Sartelli nos dice que tendríamos que haberlo aceptado con la cabeza gacha, un comportamiento modosito que más que a un “rollinga” recuerda al camino propuesto por un guapo del 900, Juan B. Justo, que hablando de socialismo no se le despeinaba el jopo con el hecho de que gran parte de la clase obrera inmigrante no votara: ¿por qué no mejor tramitaban como pudieran su ciudadanía? Si como revolucionarios no hubiésemos enfrentado y denunciado el intento de silenciarnos, no meceríamos ese nombre. Sartelli en cambio se está dando la nariz contra la misma pared de todos los que hablaron, como hizo el MAS en los ‘80, de “socialismo” en el marco de la democracia capitalista, sin demostrar a los trabajadores que no hay socialismo sin superar este régimen, envoltura del capital, que supuestamente da igualdad de oportunidades políticas. La campaña del FIT contra la proscripción del régimen de la democracia para ricos (que fue propuesta por el PTS) fue en este sentido profundo y no sólo “democrática”.

Para nosotros la intervención en las elecciones es una táctica en función de la estrategia de conquistar un gobierno de los trabajadores mediante la movilización revolucionaria de las masas, expropiar a los expropiadores y desarrollar la revolución a nivel internacional. Por esto es que intervenimos en las elecciones, no como objetivo en sí, sino en función de la organización en el movimiento obrero y la juventud, de la intervención en la lucha de clases, de la profundización del debate ideológico-estratégico, etc. Justamente lo que quiere el régimen es que la izquierda se la pase sorteando requisitos, juntando firmas, afiliaciones, etc. para que tenga que desviar sus energías de aquellos objetivos. Esto es una presión a la integración a la fauna del régimen burgués. No sabemos si Sartelli es consciente de esto o si le quita el sueño, pero como mínimo debería tenerlo en cuenta.

 

El resultado

Sartelli, que se dice preocupado por el “rechazo de la clase obrera”, podría haber repasado en los videos de la Asamblea la respuesta a uno de sus compañeros de RyR le hiciera Oscar Coria, delegado despedido de Kraft en la lucha del 2009, cuestionando cómo puede considerarse “ficticia” una campaña que concitó por ejemplo en la Zona Norte, donde están las principales concentraciones obreras, que cientos de trabajadores no partidarios se pusieran a discutir política con la izquierda, salieran a pegar afiches, volantear en otras fábricas de la zona como Kraft, Pepsico o Donnelley, ejemplo que se repitió en distintos lugares y mostró una campaña militante hecha a pulmón en las barriadas y fábricas y que es la tierra fértil donde pueden prender las propuestas del FIT.

En su argumentación contradictoria, por un lado Sartelli recurre a elementos estructurales: “El gobierno, plata de la soja mediante, cerró ese espacio, recompuso la relación de la burguesía con las masas y reconstruyó el régimen político”; pero por el otro, pide un 10% (¡2 millones de votos!) como meta al FIT, que vaya a saber por qué algoritmo sería una cifra que sí pavimentaría el camino a la revolución socialista; bien podría ser un 20% ó un 30%, para no quedarse corto.

En su segundo artículo clarifica la fórmula mágica para el 10%: la unificación organizativa de la izquierda crearía un especio electoral que cuadruplicaría los votos del FIT. Suena raro leer esto de alguien que se reivindica marxista: ahora resulta que los espacios de influencia de masas que se expresarían en las elecciones, no para cualquiera sino para la izquierda trotskista, no surgirían de la lucha de clases, de crisis políticas, de la necesidad de enfrentar las consecuencias de las crisis económicas, sino del peso mismo de una unificación organizativa de la izquierda, que dicho sea de paso está unificada en estas elecciones. Gracias a la creación del FIT pudimos obtener una importante votación en la situación concreta actual, sin embargo, por sí misma la unificación de la izquierda es incapaz de “crear” hoy un espacio electoral de 2 millones de votos, a menos que hagamos abstracción de la situación política, económica, etc. Frente a la ilusión facilista de Sartelli, lamentablemente debemos recordar que existen las situaciones concretas. Ni siquiera es regla que la unificación de organizaciones en las elecciones haga aumentar los votos. El teorema de Sartelli no se cumplió, por ejemplo, en Francia, donde en el 2002 yendo separados Lutte ouvrière y la LCR sumaron entre los dos el 10% votos (el número de oro), y en el 2007 cuando fueron juntos sacaron… el 5%; ¿qué habrá pasado?

Sartelli dice que los más de 500 mil votos (2,4%) representan “una magra elección”. Pero ¿de qué país está hablando? Si hacemos una comparación, no ya seria sino por lo menos de “sentido común”, tenemos que ver la elección del 2007, que fueron elecciones presidenciales en un marco de expectativas con el gobierno, que gana contundentemente. ¿Sabe Sartelli que en estas elecciones lo partidos que integramos el FIT sacamos poco más del 1% (200 mil votos)? Ya la propia comparación con las legislativas de 2009, donde sacamos de conjunto el 2% (400 mil votos), es aventurada. Esa elección se daba en el marco de las repercusiones directas de la crisis mundial en la Argentina (post-conflicto con las patronales del campo, cientos de miles de despidos, lucha obrera, etc.), lo que llevó a la derrota del gobierno. De aquel momento a esta parte se dio un rebote económico, murió Néstor Kirchner, etc., etc. Si bien el marco es un desarrollo pampa de la crisis mundial, la Argentina todavía no ha sufrido consecuencias directas siquiera como las de 2009, lo que fomenta un conformismo generalizado que se expresó en todas las elecciones que hubo este año.

El 2,4% obtenido no es entonces inexistente ni lo habitual, sino el reconocimiento de un sector del lugar que ocupan los partidos que componen el Frente en la lucha de clases y de su denuncia al régimen. La simplificación según la cual debería haber una traducción mecánica de la presencia política en la lucha de clases en votos, no es un problema que el marxismo no pueda explicar sino una ilusión socialdemócrata tardía de Sartelli.

Este modesto progreso se da nada más ni nada menos que en el contexto político arriba mencionado, signado por el conformismo y donde el gobierno gana por más del 50% de los votos. Por eso todos los militantes de izquierda lo consideran como un triunfo. A lo que hay que agregar que fue la mejor elección de la izquierda en décadas, y que a diferencia de anteriores frentes oportunistas con el Partido Comunista, esta elección la hace un frente entre tres corrientes que se reivindican trotskistas y compañeros dirigentes obreros independientes como los ceramistas de Neuquén.

 

La Asamblea

En cuanto a las discusiones en la Asamblea, que algunos de los miembros de RyR le habrán contado, hace poco más de un mes Sartelli sostenía que lo que debía hacerse era: una publicación, reuniones periódicas, realizar jornadas y una “mesa directiva”. Efectivamente hemos conquistado una publicación (el blog de la Asamblea), una coordinación abierta permanente (entre asamblea y asamblea), asambleas periódicas y para el 24/9, a propuesta de los compañeros del Grupo de Apoyo, estamos organizando unas jornadas de debate que queremos que tengan amplia trascendencia. Sin embargo para Sartelli la Asamblea es un “comparsa electoral”. Si hubiese participado, sabría que aquel debate de la II Asamblea que refiere, entre si hacer un blog o publicar en papel (no muy estratégico que digamos), se saldó votando que se hacía el blog y que la publicación se volviese a discutir en la III asamblea (ya que no había sido parte del debate antes de las resoluciones). Pero en la III Asamblea los compañeros de RyR no lo propusieron como resolución. Como la Asamblea busca desarrollar los debates políticos (y no pide a nadie que acate ninguna “disciplina elemental” que imagina Sartelli), sí en cambio se les propuso a los compañeros de RyR publicar sus posiciones sobre el balance electoral o cualquier otra, en el blog de la Asamblea, con el acuerdo de los compañeros. Lo mismo se planteó en una oportunidad anterior en la lista de correo de la Asamblea, donde participan más de 130 miembros, a la que Sartelli puede incorporarse para enviar sus propios artículos.

La Asamblea muestra el desarrollo de un espacio que hace décadas no existía, donde participamos tanto intelectuales independientes como militantes de organizaciones que nos reivindicamos revolucionarias, confluyendo para dar una pelea política e ideológica contra el gobierno y la oposición patronal, una misma pelea con los cientos de trabajadores de los sectores más avanzados de la clase trabajadora que militaron la campaña. Es decir, es la imagen inversa a la de Ricardo Forster abrazando a Moyano. Sartelli muestra hacia la Asamblea mezquindad política; para nosotros es un paso muy importante y por eso lo queremos profundizar más allá de las propias elecciones.

Las perspectivas

Sartelli, en nombre de demandar al FIT “gritar a voz en cuello” la “perspectiva socialista” y asumir un “rol de envergadura histórica”, no pasa en sus elucubraciones del escenario electoral. Pero ¿qué perspectiva es la que debemos plantear los revolucionarios en esta situación? Para nosotros se trata, no de sentar las bases de un “partido de izquierda” más, como parece proponer Sartelli, sino un partido de trabajadores revolucionario. Es decir que a diferencia de Juan B. Justo, no queremos construir un “partido moderno” que avance electoralmente, aceptando las reglas que nos impone el régimen y por fuera de los sectores más avanzados del movimiento obrero (en su momento, muchos de los inmigrantes anarquistas sin ciudadanía), sino que ligamos la confluencia de las organizaciones de la izquierda al avance en las tareas que plantea cada momento de la lucha de clases. Podemos pasar de punto e ir entonces a una discusión seria, más que del brulote de Sartelli, de las discusiones que de hecho tenemos planteadas en el FIT.

En distintas situaciones políticas desde el PTS hemos planteado políticas en el sentido arriba mencionado. Hemos llamado a conformar un partido de trabajadores revolucionario unificado en 2002, ligado a las tareas de la lucha de clases y a la situación que existía, sin recibir respuesta del PO. Tampoco recibimos respuesta cuando se lo volvimos a plantear en el 2007. Esto sin quitar que en aquel entonces teníamos –y seguimos teniendo hoy– amplias diferencias respecto a la política hacia el movimiento de desocupados con el PO (al igual que con RyR); nuestro planteo era hacer un movimiento unificado (justamente) de desocupados con libertad de tendencias en su interior y nos oponíamos al corralito de las colaterales. En el 2004, respondimos a la convocatoria de la conferencia del MRCI (Movimiento por la Reconstrucción de la IV Internacional) que integraba el PO para dar pasos en común hacía la unificación a nivel internacional, y propusimos realizar una conferencia internacional común. Esta vez la respuesta fue directamente negativa (no recordamos, en ninguno de los casos, que Sartelli haya apoyado alguna de estas iniciativas).

Consideramos muy progresiva la constitución hoy del FIT (de hecho habíamos llamado, sin éxito, en 2007 y 2009 al PO a formar parte de los Frente de Izquierda que hicimos en ambas elecciones con IS y el MAS). A su vez es muy alentador que el Frente haya servido para que nuevos compañeros en el movimiento obrero y en la juventud se hayan acercado a discutir y militar la campaña con nosotros, y como decíamos antes, que haya permitido conformar el espacio de la Asamblea de intelectuales.

El hecho progresivo que significa la constitución del FIT no tiene que impedir el avance en la discusión de estrategias, sino todo lo contrario. No acordamos con las unificaciones por fuera de una discusión profunda de las cuestiones centrales de la estrategia revolucionaria, como ya han hecho en los últimos años muchos partidos a nivel internacional y local, todos intentos que han fracasado (hace poco otros compañeros hicieron esta discusión alrededor de distintas opiniones sobre las perspectivas del FIT). No son secreto para nadie las diferencias que tuvimos, por ejemplo con IS en torno al conflicto entre el gobierno y las patronales agrarias, tampoco las que mencionábamos con el PO respecto al movimiento de desocupados. Tampoco lo es que estas diferencias estratégicas llevaron a que el PTS, a diferencia de otros partidos de la izquierda, pusiera sus esfuerzos militantes en su desarrollo como corriente en el movimiento obrero industrial. Estas diferencias no son obstáculo para impulsar con todo el Frente de Izquierda u otras iniciativas, o avanzar en la discusión sobre un partido común; lo que no se puede es obviarlas.

No es necesario aclarar las diferencias de la situación actual con el 2001. Pero hoy, en el marco de un extendido conformismo, lo que sí hay son importantes fenómenos políticos como el sindicalismo de base, que viene desarrollándose desde hace años. Un fenómeno de la mayor relevancia para la intervención en el desarrollo de una corriente de independencia de clase en el movimiento obrero, si de lo que se trata es de prepararnos para los futuros momentos de crisis y radicalización política. En este sentido es que impulsamos junto a compañeros independientes el periódico obrero Nuestra Lucha, como parte del objetivo de construir una izquierda clasista en los sindicatos, no para limitarse a la lucha sindical, sin duda necesaria, sino que se proponga poner en pie una “herramienta política de los trabajadores” o “partido de trabajadores”, es decir, una organización política propia de los explotados. De esta corriente forman parte los compañeros que están en la oposición de ferroviarios, del Subte, que son parte de las comisiones internas de Kraft, de Donnelley, de Pepsico, de la oposición en el SMATA en Córdoba, de la dirección del sindicato Ceramista de Neuquén, etc. etc. Y que dicho sea de paso, son los mismos a los que Sartelli les propone que se distraigan de estos objetivos para juntar fichas de afiliación (durante un año) cada dos años, sin siquiera tener garantía de que esto les sirva para presentarse a elecciones. No vaya a ser que en vez de aceptar la agenda que les propone el régimen, “den lástima” denunciándola.

De hecho hay una discusión en curso con PO (IS aún no se ha pronunciado) sobre “partido de trabajadores”. En un reciente editorial de su prensa el PO plantea que: “Los resultados de las primarias no permiten todavía avanzar en la consigna de un partido de trabajadores (…).Pero esto no significa de ningún modo que esta tendencia no se encuentre ya presente potencialmente (…) La conexión entre la lucha por la conquista de diputados obreros y socialistas y la perspectiva de un gran partido de trabajadores supera los límites históricos del parlamentarismo y abre nuevos horizontes de lucha”. Ante lo cual desde el PTS hemos planteado que “Es un planteo similar al que hemos señalado (…) Consideramos que sería muy auspicioso que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, delimitado del centroizquierdismo y de todas las variantes de conciliación con la patronal, incorpore el desafío de construir corrientes en los sindicatos que luchen por un partido de trabajadores. Para nosotros, esta batalla sería un paso importante de cara a la necesidad estratégica de construir el partido revolucionario internacionalista que necesita la clase obrera para vencer”.

Nosotros estamos por construir un partido de trabajadores revolucionario internacionalista. Un partido para el combate que agrupe a la vanguardia obrera y estudiantil, a los intelectuales que se planteen una estrategia revolucionaria, que se proponga dirigir a las masas en la lucha revolucionaria contra el Estado para imponer un gobierno de los trabajadores mediante métodos insurreccionales, que conciba la lucha nacional como parte de la lucha por el triunfo de la revolución a escala mundial, sin lo cual sabemos, por toda la experiencia del siglo XX, las revoluciones tarde o temprano degeneran o son derrotadas.

Sin embargo, y a pesar de haber fracasado en lograr una respuesta positiva en todas las oportunidades anteriores en relación a discutir las bases de un partido revolucionario común, consideramos que cada paso que podamos dar en este sentido es positivo. Más si está ligado a la construcción de una corriente en el movimiento obrero que se proponga construir un partido de trabajadores, ya que para nosotros, lejos de cualquier facilismo, no alcanza con la unificación sólo de los partidos que integramos el FIT sino que es necesario que la izquierda confluya con los sectores de vanguardia del movimiento obrero, así como también del movimiento estudiantil y de la intelectualidad. Si la propuesta del PO corresponde a una iniciativa que está dispuesto a llevar seriamente adelante, estaríamos ante la posibilidad de un importante paso práctico de confluencia que para nosotros sería muy positivo.

Acerca de asambleafit

Blog de la Asamblea de intelectuales, docentes y artistas en apoyo al Frente de Izquierda y de los Trabajadores
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